El miedo a la libertad; el anhelo de una contradicción
Con este artículo, quiero dar continuidad al artículo anterior que titulaba como “La libertad; el reflejo de lo convenido”. El concepto de “libertad” es algo que despierta un interés particular en mí, por lo que ofrece y por lo que implica. Pero pienso que representa una contradicción en sí mismo.
Las ideologías como el fascismo, el comunismo, el nacismo, e incluso las religiones o nuevos planteamientos culturales, pretenden en un primer momento anular la racionalidad del individuo, para con ello fomentar dinámicas inconscientes que las hagan resultar atractivas. Por supuesto, el miedo será el gran aliado. Si tememos al oso, será imprudente atrevernos a entrar en el bosque. Sólo así podemos explicar el triunfo de los totalitarismos, que a su vez van fracasando con el tiempo, iniciando una nueva lucha por nuestros derechos y libertades y que de nuevo, una vez conseguidos, no dudamos en entregar y sacrificar con la aparición de nuevos sistemas políticos o ideológicos. He ahí la propia contradicción.
Actualmente, en Occidente, gozamos seguramente del mayor nivel de libertad del que los humanos hemos podido disfrutar a lo largo de la historia, pero bajo mi punto de vista, asistimos a un retroceso calculado y racionado de nuestro rango de acción. Ideologías de toda índole inundan nuestro día a día, contaminando nuestro criterio e invadiendo nuestro espacio más personal y privado. La privacidad está expuesta a ojos de todos, y lo que es peor, sujeta a la condena y al escarnio público. Las leyes, cada vez más privativas, para nada responden a nuestros intereses reales. Se cancela el relato y el debate aseverando verdades relativas, y con ello se planta la semilla del miedo que asegurará un nuevo desfile, como rebaño anulado y conformado.
Sin duda, y bajo mi punto de vista, anhelamos la libertad como un niño anhela el momento de poder tomar sus propias decisiones, pero sin embargo nos sentimos perdidos sin la protección y el tutelaje de nuestros “mayores”. En definitiva, anhelamos y luchamos por un atractivo traje, el cual una vez concedido, resulta venirnos grande.
Pep Vila (músico)
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