La Cultura del Esfuerzo; camino a una quimera
Últimamente, aquello a lo que nos referimos como “la cultura del valor del esfuerzo” está muy presente en debates, artículos y medios, y de nuevo vemos cómo un concepto que debería tener un mayor consenso en lo que a su significado y aplicación se refiere, ha resultado ser otra herramienta ideológica al servicio de la división y la confrontación social. La dicotomía del concepto vuelve a usurpar del consenso social aquello que debería obedecer a la visión de crecimiento y desarrollo de un proyecto futuro como sociedad. Es un tema complejo, ya que necesariamente conlleva un profundo debate sobre conceptos, no menos ideologizados, como la igualdad o el mérito.
Pero, ¿cómo avanzar en este propósito, si mermamos a los profesores de su participación en lo que a la inteligencia emocional se refiere? ¿Cómo exigir en el aula aquello que no se comparte en el ámbito familiar? ¿Cómo encontrar una motivación positiva para su realización personal si lo que heredan es un futuro incierto e impregnado de mediocridad cultural?
Como padres, estamos convencidos de haberles dado todo lo que quieren, pero habría que preguntarse si también todo lo que necesitan. La sobreprotección a la que les hemos expuesto ha dado como resultado individuos desprotegidos y dependientes, para lo que la inmediatez es una exigencia y para los que el valor de las cosas es simplemente relativo.
Después de casi treinta años dedicados a la enseñanza, mi mayor problema actual en el aula es precisamente este. Encontrar esa motivación en mis alumnos que de alguna manera les anime a perseguir sus metas y objetivos. Y es que, en un mundo donde la información está en la palma de la mano, el concepto de cultura devaluado, la excelencia castigada, el futuro transformado en inmediatez, el valor es relativo, el mérito ignorado y el esfuerzo innecesario, fomentar el conocimiento y las capacidades empieza a resultar una auténtica quimera.
Personalmente creo que hay que educar desde la motivación, promoviendo y participando del desarrollo de sus propias aptitudes sin descuidar sus actitudes. Pero sin duda, desde la exigencia, la constancia y la responsabilidad como único camino al crecimiento y realización personal.
Pep Vila (músico)
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